Sobre el mapa, volver de Nicaragua a Costa Rica para volar a Guatemala no parece una gran idea. Especialmente si hay 10 horas de bus de por medio. Pero la opción más conveniente, la de salir por Managua, se nos salía del presupuesto y qué decir tiene que para nosotros viajar en bus se ha convertido en un pasatiempo. En cualquier caso lo mejor de la experiencia fue sobrevolar Nicaragua, Honduras y El Salvador con el cielo despejado y vistas a su costa, sus volcanes y sus enormes lagos. Fue como ir viendo una versión de Maps en realidad aumentada. Dos horas enchufados a la ventana y sin pausas para publicidad o ir al baño.
Con la fama de insegura que tiene Ciudad de Guatemala no os extrañará leer que no pasamos ni un día en la capital. Fue llegar al aeropuerto, sacar unos quetzales del cajero y enfilar hacia la terminal de buses a Tikal. Dedicamos el par de horas que tuvimos antes de la salida del bus a recorrer el centro histórico de la ciudad. Al ser sábado lo encontramos muy concurrido y aparentemente seguro. Tanto su gran tamaño como el aspecto de sus edificios históricos recuerdan más al de otras capitales sudamericanas que al de sus vecinas de Centroamérica. Por otro lado nos sorprendió lo moderna que parece el resto de la ciudad. Mucho tiene que ver en esa impresión su contraste con Managua o San José o la propia expectativa que teníamos de encontrar una capital -e incluso un país- más humilde.
Llegar a Tikal supuso pasar 9 horas más en un bus hasta llegar a la ciudad de Flores, en la provincia de Petén, a unos 90 minutos de las ruinas. El trayecto fue pesado y llegamos a medianoche pero nos mereció la pena ya que al día siguiente pudimos preparar la visita a Tikal y descansar en Flores que no deja de ser un municipio muy cuco a los pies del Lago Petén Itza. Tuvimos mucha suerte con el clima en nuestra visita a Tikal. Los días anteriores había pasado por allí una tormenta tropical que nos podría haber complicado mucho la aventura. En cambio, durante nuestro recorrido por las ruinas, sólo nos cayó un breve pero intenso chaparrón.
Tikal representa el conjunto de ruinas más populares del mundo Maya por ser la ciudad-estado más importante del periodo clásico y por su avanzado estado de conservación. Llevan más de 100 años trabajando en el mantenimiento y explotación del mismo. Pero lo que realza el atractivo de las ruinas es su entorno. Tikal es parte de la Reserva de la Biosfera Maya de Guatemala. Esto viene a querer decir que está en medio de una selva tropical llena de flora y fauna salvaje. La propia entrada al recinto tiene un punto a Parque Jurásico que le va añadiendo emoción a la visita. Los ruidos de aves y monos contribuyen también al ambiente. Tras recorrer las primeras pirámides gemelas en la zona de acceso, fuimos calentando motores entre avistamientos de tucanes y coatíes. Llegar a la espalda del Templo del Jaguar y rodearlo para disfrutar de la plaza central es, junto con las vistas desde lo alto del Templo IV, lo más impresionante de la visita. Mención especial merece también el Templo V, que nos gustó por su color más oscuro y su tamaño imponente. Justo en sus alrededores pudimos grabar a una familia de monos araña saltando de árbol en árbol. También recorrimos una zona poco concurrida llamada Mundo Perdido que abarca otros tantos edificios religiosos que dan cuenta de la gran amplitud de la antigua ciudad (se estima que llegó a estar habitada por casi medio millón de mayas) Tikal merece ser parada obligada si planeáis visitar Guatemala. Por historia, por su entorno y también por la posibilidad de deambular por la isla de Flores.